miércoles, 20 de junio de 2012

Día 33.

Últimamente he hablado con gente que trabaja en empresas públicas de otros sectores. Es curioso oír un desasosiego parecido en personas que se dedican a cosas totalmente distintas.

Un médico puede saber quienes se lo llevan crudo en su hospital, puede tener claro donde hay que recortar, puede conocer perfectamente los nombres de los que entraron a dedo, puede hasta saber quienes dicen haber aprobado un examen en una oposición pese a que fue un método "transitorio" lo que les abrió la puerta. Al médico le pueden hacer gracia los reajustes desatinados y ausentes de lógica.

He tenido charlas parecidas con personas que trabajan en empresas públicas, de esas que todo el mundo dice que hay que cerrar. De esas que todo el mundo juzga rápidamente con unas generalizaciones sorprendentemente pasmosas.

Y es que, lo que me dicen podría decirlo yo:

Yo puedo saber quienes se lo llevan crudo en mi trabajo, puedo tener claro donde hay que recortar, puedo conocer perfectamente los nombres de los que entraron a dedo, puedo hasta saber quienes dicen haber aprobado un examen en una oposición pese a que fue un método "transitorio" lo que les abrió la puerta. A mi, me pueden hacer gracia los reajustes desatinados y ausentes de lógica.

¿Por qué no nos preguntaran a los que realmente sabemos? ¡Ah!, ya sé, porque si no algunos dejarían de llevárselo crudo.

Buen Día.

P.D.: De la empresa que se lo iba a llevar por estudiarnos no sabemos nada.

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