viernes, 12 de enero de 2018

jueves, 12 de enero de 2017

Aquella radio, cuatro años del ERE ya.

Iba en autobús hacia Madrid. El conductor llevaba puesta la radio, una cuyos colores no comparto. ¿Desde cuándo las radios, los medios, dejaron de hacer periodismo y se pintaron con colores diversos? Bueno, que me lío. Iba en bus, viendo la vida subirse en cada parada, y la radio dijo que aquel era un día de enero de 2017. Era temprano, amanecía aquel día de enero de 2017. En breve se cumplirían 4 años, 4 años desde que la vida se interrumpió al recibo de aquella carta. El sábado 12 de enero de 2013, recibía, bien temprano, el burofax que me despedía de una Tele en la que nunca trabajé (el detalle, para mí, no es banal). Sí, ya sé, "la vida se interrumpió" puede sonar muy teatretro, pero la sensación fue esa. Del bullicio de la radio, la vida pasó al silencio de los días distintos. Volver a escuchar, llevó su tiempo.
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lunes, 11 de enero de 2016

3 años de tonos grises. 3 años fuera.


Hoy se cumplen tres años desde que me llegó una carta que acababa con la relación de Onda Madrid conmigo. 17 años de trabajo que pretendían destrozar con diez folios.


Mi primera palabra, en este día de tantos recuerdos, es para los que eran (si hoy lo son, no lo sé) oyentes de aquella radio antes del destrozo. Y la palabra es GRACIAS.  Su cariño es lo mejor que me ha pasado. Su reconocimiento suple las explicaciones que nunca llegaron. Su lealtad sana todas las traiciones. A veces, no sé ni como responder a tanto cariño. Y hasta me siento culpable por compartir con ellos el semblante gris. No me gustaría romperles la magia que nos unió: la magia de la radio.



Hace menos de un mes alguien me escribía:

“A veces he pensado que tal vez sea más sano mentalmente pasar página e iniciar una nueva vida, pero si sigues en la lucha será porque te reconforta.”.

Lo hago, todos los días. Cada día que amanece construyo esa nueva vida, la nueva vida de ese día y no más allá, que me lo desmoronan con una carta. No es fácil, pero se intenta. Todos los días se intenta. Pero creo que cuando me despidieron me pusieron en un lado de la historia y asumo ese lado. Si nadie denuncia, gana el silencio.

Mucho se dice del ERE en la tele pero, poco o nada, de cómo afectó a la radio. Tal vez porque los que deben, no la representan. Ninguno. Ni los de un lado, ni los de otro. Los responsables ejercen de irresponsables y ponen el cazo. Los otros, en la radio, dejaron de moverse cuando los 861 asuntos menores fueron los de otros. ¿Por qué parece que, salvada la nómina, en la radio, la defensa de la Radio Televisión Pública ya no es tan importante?¿Acaso ya no es necesario pelear  por una información libre y no sesgada en la radio? ¿No sigue siendo una barbaridad el despido de 861 compañeros?

Y, de repente, ayer, tres años después, uno reaparece y me manda un mensaje para recordarme que hoy se cumplen tres años. ¿Creerá que puedo olvidarlo?, ¿qué querrá que le conteste si ese es su primer mensaje EN TRES AÑOS? Más me duele que tenga el descaro de mandar ese mensaje a quienes llevan tres años y doce días sin trabajo, sin indemnización ni paro. ¿No será capaz? Les brindará su ayuda, supongo.

Salir en la foto no es defenderla, ni defenderme, ni defenderlos. Si alguien piensa que #OtraOndaMadridesPosible o que,  #OtraOndaMadridesNecesaria tiene más que ver con la insistencia de los que recordamos siempre que la radio también existe, que con los que se empeñan en que no se haga ruido no vaya a ser que…. El ruido es un torrente de cambio.



Admiro a todos esos compañeros que se han mojado estos tres años, los que están fuera y los que siguen dentro. Y vuelvo a usar la misma palabra: GRACIAS a quienes sí están, a los que además de ponerse el peto han hecho lo posible y más, por todos y cada uno de los despedidos. Gracias Angel. En estos tres años de tantas ausencias, me han emocionado mucho las presencias. He sentido los abrazos de gente que ni conozco. Y las ausencias, dejaron ya de dolerme.

¡A los pocos meses del despido me encontré con unos “compañeros” que aún trabajaban en aquella radio. Se habían “librado” del ERE, o como alguna dijo sin escrúpulos: “habían salvado la nómina”. Una me preguntó si ya había encontrado otro trabajo. Me sorprendió. ¡Qué rápido había recompuesto ella mi vida! Bueno, más bien su vida laboral sin mi presencia, sin nuestra presencia.

Yo aún estaba temblando. Aún hoy, tres años después, a veces tiemblo. Aún contaba pedazos, aún los cuento, aún intentaba asumir lo que significaba hacer añicos una vida, la mía. Aún leía mi carta de despido y trataba de entender qué diablos era eso de que ya no me necesitaban en el Telenoticias de la tele, si yo siempre había trabajado en la radio.


Hace poco discutía con alguien que creía saberse mi historia mejor que yo. Y, ¿sabes lo que pasa?, que yo estaba allí. Estaba cuando llegó la carta y he estado en todos los días de mi vida en estos 3 años que han pasado desde entonces. Me sé mi historia porque la he vivido, sé lo que cada día he sentido. Sé cómo han ido llegando todas y cada una de las noticias grises que han intentado derrumbar un pasado hecho de trabajo en la radio.


Como despedido en el ERE primero tienes que tragarte que te digan que es por una causa económica, cuando el sueldo de muchos de los que se quedaron lo desmiente. Y, como me dijo un compañero técnico despedido, si mi despido hubiese servido para arreglar aquello, pero… Yo añado, milongas las justas. Ahora, tras el “cambio” en las urnas tienes que leer que el problema es la politización y que se va a hacer una Ley, para despolitizar. Y la hacen, la lees, y tras fijarte, por ejemplo en la disposición adicional única y piensas: milongas las justas.




Ves como contratan a gente en la radio y yo ya no les valgo porque tengo el estigma del ERE. Una contratación, dos , tres, cuatro…. Y los políticos te hablan de despolitización y… milongas las justas. 


Se me da bien, escribir sobre tristezas se me da bien.  Pero también tomarme la vida con ironía,  eso me salva. Pido perdón por toda la bilis gris que recorre este texto pero prefiero soltarla para no envenenarme. Que luego se nos va la vida con tanto sufrimiento. Vicente te extraño.
Hoy se cumplen tres años desde que me llegó una carta que acababa con la relación de Onda Madrid conmigo. 17 años de trabajo que pretendían destrozar con diez folios.








martes, 29 de septiembre de 2015

Las estadísticas no mienten, creo.



Este fue el primer blog que creé. Primeros pasos en esto de crear un espacio propio donde encontrarse con quienes se toman la molestia de leerme. Este espacio también está estigmatizado, me desnudé tanto que pasar por aquí vestida casi que me da rubor. Las estadísticas no mienten, esta semana hay gente que ha visitado esta página. Pues aquí estoy vivita y podcasteando.
Gracias por escucharme. Me puedes encontrar también en quesuenelabocina.com

jueves, 27 de agosto de 2015

Los primeros pasos de Lola

Cuando me despidieron de Onda Madrid mi vecina no era abuela, su nieta ha comenzado a andar este verano. El tiempo pasa. Desde enero de 2013, han pasado más de dos años, casi tres. Volver a antes del ERE es imposible. Nada sanará las heridas, nada calmará el daño. No hablo en el nombre de nadie, aunque soy una de los 861 despedidos en un ERE declarado improcedente por la justicia, hablo solo por mi. Cada uno de los otros 860 tiene su pensamiento, cada uno de los 860 y cada uno de los despedidos colaterales porque no éramos 861, éramos más. Pensamientos y deseos individuales en un grupo del que siempre se habla como colectivo. 

Hablo en mi nombre cuando digo que, por favor dejen de utilizarme. Sí, me siento utilizada cada vez que se nombra "a los despedidos" a qué hacer con ellos, unos nos meten, otros nos sacan, algunos nos obvian,otros nos toman como bandera.... Lo cierto es que, a día de hoy, salvo los pocos procesos que quedan abiertos no se puede legalmente volver al pasado, estamos a finales del verano de 2015, es lo que hay. Eso sí, Telemadrid y Onda Madrid pueden reconciliarse con su historia, A los despedidos se nos puede dejar de tratar como a proscritos, y nuestra historia en esa empresa puede volver a constar como parte de la historia del ente público Radio Televisión Madrid,  Y, hasta podemos construir el futuro, si se levanta el veto de contratación que existe sobre los despedidos, 

Me duele el abandono de la radio por la que tanto trabajé. Estoy cansada de tanta destrucción, yo, aquí fuera, estoy intentando construir. Porr favor,  no me utilicen màs. Les ruego que no me nombren salvo para hablar de radio, de eso es de lo que yo sé. Gracias. 

miércoles, 3 de junio de 2015

Justicia Moral, Poética o Real.

Los primeros días de mi despido me sentí como "El niño con el pijama de rayas". Y hago este comentario con todo el respeto del mundo porque, si bien se ha utilizado el término exterminio para hablar de los despidos en Telemadrid y Onda Madrid, no hay comparación posible. Yo no cumplía las condiciones que ponía mi pasaporte para la cámara de gas, yo no trabajaba en la tele de la que me despedían, lo mío era un "error".  Cuando te ves, en la cámara de gas, rodeado por los otros 861 y pico que recibimos en pasaporte en el ERE, entiendes que lo terrible es la cámara de gas.


Telemadrid y Onda Madrid necesitaban y necesitan una racionalización de la plantilla, en eso podemos estar de acuerdo. La plantilla era desmesurada, pero lo que se hizo fue quitar a unos para poner a otros. Y donde aún no se han puesto otros es porque los procesos judiciales aún abiertos obligan a la empresa a guardar la ropa. Sí, aún hay procesos abiertos, más de dos años después hay compañeros que siguen esperando su ración de justicia individual. Racionalizar una plantilla nunca puede ser dejar a todos los mandos intermedios sin gente a la que organizar y con nóminas - muchas veces fuera de convenio - que cobrar.

Los que me conocéis y me leéis (o leíais)  sabéis que hace tiempo que no escribo sobre esto. Es una especie de terapia personal la que te obliga a buscar esa vida que sabes te espera después del ERE. Pero que la busques no es sinónimo de olvidar, o ni siquiera de sanar. El daño es tan terrible que todos los días recuerdas que tú antes tenías otra vida que te robaron. 

Creo que hay una deuda no sé si moral, o no sé ni cómo llamarla, pero hay una deuda con la plantilla despedida de Onda Madrid y Telemadrid. Por cierto, siempre se piensa en periodistas y en el listado de los despedidos había muchas otras profesiones. La crueldad a la que se ha sometido a gente válida, trabajadora, responsable, eficiente y eficaz merece justicia.  El empeño de los responsables en no cumplir, incluso, las sentencias que declaran nulos algunos despidos es producto de la inquina generada por los responsables del ERE. 



Si alguien se toma la "molestia" de leer la sentencia del Tribunal Supremo, entre folios y más folios encuentra que el Despido Colectivo se declaró no ajustado a derecho porque la empresa no logró acreditar la adecuada proporcionalidad de la medida adoptada (los 861 despidos) . La sentencia del Supremo ratifica esta frase de la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Madrid: 
"el recurso al despido masivo no está justificado porque la causa no está bien ponderada y el resultado no es razonable a la causa económica alegada".

Si sabéis un poco de esto, yo antes no estaba tan enterada, sabréis que los caminos para lograr la nulidad de un despido son, ahora mismo, escasos. Así que con un despido improcedente que pagan los madrileños se zanjó (o se está zanjando aún) la rabieta.

En Telemadrid y en Onda Madrid se ha contratado personal después del ERE. Ni uno sólo de los despedidos, como aseguró Salvador Victoria, hemos vuelto. No sólo nos robaron el trabajo sino que pretenden que nuestros hijos no coman. En las productoras, los "delincuentes" no podemos trabajar. 
La inquina es atroz. Tanto que en los juicios se miente, a mansalva, para lograr el objetivo de que ni uno vuelva. Lo que siento es que no paran de decirme: "Respira el gas, ¿por qué no te muere de una vez?".

Y la justicia moral me lleva a pensar ¿qué habría sido de todo esto si el Reglamento de los EREs hubiese sido otro. Recientemente el Tribunal Supremo estimaba parcialmente un recurso contra ese Reglamento.  Lo cierto es que, ya en la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Madrid (y posteriormente en la ratificación del Supremo) se apreciaba lo que se ha venido a corregir al estimar este recurso y es que una reducción de presupuesto no vale como causa justificativa de un despido colectivo en la Administración Pública, y además, se recuerda la importancia de los adjetivos que califican en la norma a insuficiencia presupuestaria, reiterando que debe ser una  ‘insuficiencia presupuestaria sobrevenida y persistente’”.

No era mi intención perderme en términos legales, sólo quería dar razones para esa justicia no recibida. Porque, aunque sé que hay gente que no lo cree, 45 días por año trabajado no compensan la desazón del cruel e inmerecido castigo. 

"Bruno arqueó una ceja, no entendía que pasaba, pero dedujo que tenía que ver con protegerlos de la lluvia para que la gente no se resfriara. 
Y entonces, la larga habitación quedó a oscuras. Pese al caos que se produjo, de algún modo Bruno logró seguir sujetando la mano de Shmuel, no la habría soltado por nada del mundo".


Gracias por leerme.