miércoles, 3 de junio de 2015

Justicia Moral, Poética o Real.

Los primeros días de mi despido me sentí como "El niño con el pijama de rayas". Y hago este comentario con todo el respeto del mundo porque, si bien se ha utilizado el término exterminio para hablar de los despidos en Telemadrid y Onda Madrid, no hay comparación posible. Yo no cumplía las condiciones que ponía mi pasaporte para la cámara de gas, yo no trabajaba en la tele de la que me despedían, lo mío era un "error".  Cuando te ves, en la cámara de gas, rodeado por los otros 861 y pico que recibimos en pasaporte en el ERE, entiendes que lo terrible es la cámara de gas.


Telemadrid y Onda Madrid necesitaban y necesitan una racionalización de la plantilla, en eso podemos estar de acuerdo. La plantilla era desmesurada, pero lo que se hizo fue quitar a unos para poner a otros. Y donde aún no se han puesto otros es porque los procesos judiciales aún abiertos obligan a la empresa a guardar la ropa. Sí, aún hay procesos abiertos, más de dos años después hay compañeros que siguen esperando su ración de justicia individual. Racionalizar una plantilla nunca puede ser dejar a todos los mandos intermedios sin gente a la que organizar y con nóminas - muchas veces fuera de convenio - que cobrar.

Los que me conocéis y me leéis (o leíais)  sabéis que hace tiempo que no escribo sobre esto. Es una especie de terapia personal la que te obliga a buscar esa vida que sabes te espera después del ERE. Pero que la busques no es sinónimo de olvidar, o ni siquiera de sanar. El daño es tan terrible que todos los días recuerdas que tú antes tenías otra vida que te robaron. 

Creo que hay una deuda no sé si moral, o no sé ni cómo llamarla, pero hay una deuda con la plantilla despedida de Onda Madrid y Telemadrid. Por cierto, siempre se piensa en periodistas y en el listado de los despedidos había muchas otras profesiones. La crueldad a la que se ha sometido a gente válida, trabajadora, responsable, eficiente y eficaz merece justicia.  El empeño de los responsables en no cumplir, incluso, las sentencias que declaran nulos algunos despidos es producto de la inquina generada por los responsables del ERE. 



Si alguien se toma la "molestia" de leer la sentencia del Tribunal Supremo, entre folios y más folios encuentra que el Despido Colectivo se declaró no ajustado a derecho porque la empresa no logró acreditar la adecuada proporcionalidad de la medida adoptada (los 861 despidos) . La sentencia del Supremo ratifica esta frase de la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Madrid: 
"el recurso al despido masivo no está justificado porque la causa no está bien ponderada y el resultado no es razonable a la causa económica alegada".

Si sabéis un poco de esto, yo antes no estaba tan enterada, sabréis que los caminos para lograr la nulidad de un despido son, ahora mismo, escasos. Así que con un despido improcedente que pagan los madrileños se zanjó (o se está zanjando aún) la rabieta.

En Telemadrid y en Onda Madrid se ha contratado personal después del ERE. Ni uno sólo de los despedidos, como aseguró Salvador Victoria, hemos vuelto. No sólo nos robaron el trabajo sino que pretenden que nuestros hijos no coman. En las productoras, los "delincuentes" no podemos trabajar. 
La inquina es atroz. Tanto que en los juicios se miente, a mansalva, para lograr el objetivo de que ni uno vuelva. Lo que siento es que no paran de decirme: "Respira el gas, ¿por qué no te muere de una vez?".

Y la justicia moral me lleva a pensar ¿qué habría sido de todo esto si el Reglamento de los EREs hubiese sido otro. Recientemente el Tribunal Supremo estimaba parcialmente un recurso contra ese Reglamento.  Lo cierto es que, ya en la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Madrid (y posteriormente en la ratificación del Supremo) se apreciaba lo que se ha venido a corregir al estimar este recurso y es que una reducción de presupuesto no vale como causa justificativa de un despido colectivo en la Administración Pública, y además, se recuerda la importancia de los adjetivos que califican en la norma a insuficiencia presupuestaria, reiterando que debe ser una  ‘insuficiencia presupuestaria sobrevenida y persistente’”.

No era mi intención perderme en términos legales, sólo quería dar razones para esa justicia no recibida. Porque, aunque sé que hay gente que no lo cree, 45 días por año trabajado no compensan la desazón del cruel e inmerecido castigo. 

"Bruno arqueó una ceja, no entendía que pasaba, pero dedujo que tenía que ver con protegerlos de la lluvia para que la gente no se resfriara. 
Y entonces, la larga habitación quedó a oscuras. Pese al caos que se produjo, de algún modo Bruno logró seguir sujetando la mano de Shmuel, no la habría soltado por nada del mundo".


Gracias por leerme.



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