martes, 16 de abril de 2013

Día 333,


Las cartas

Es curioso lo de esta profesión de periodista. Cuando ocurre algo como anoche en Boston se te remueve algo por dentro. 

Evidentemente como ser humano, se te remueve la conciencia, la rabia, el miedo. Como periodista lo que vibra es ese gusanillo de cotilla ávido que debemos llevar dentro. 
Cuando doy clases de radio siempre hago un monumento al periodista deportivo,  monumento a su habilidad para contar las cosas, monumento a su capacidad de improvisación. Puede que no dominemos el lenguaje propio de una tragedia que nos toca contar, pero el arte de contar las cosas es nuestro. No en vano, es lo que hacemos siempre, contar las cosas sin guión, sin red.

Guardo cartas de felicitación por mi trabajo urgente en tragedias como la de anoche. Momentos de radio que fueron la máxima expresión del directo. Momentos que no olvido, porque en lo personal es difícil borrar del recuerdo tanta tragedia y porque en lo profesional, esos momentos fueron adrenalina pura. Trabajas sin guión, sin red. Buscas lo que hace falta : información . El seguimiento de un incendio por la radio fue lo que me convenció para elegir esta profesión.  Contar una tragedia duele, pero vibrar por dentro te hace amar esta profesión. 

Vuelvo a mi realidad : cartas de felicitación por trabajar en la radio aunque decidieron no contar más conmigo porque iban a reducir la información deportiva en la tele. Algunos que salvaron su sueldo preferirían que, con la suerte echada, empezáramos a olvidar. Imposible olvidar tantos años de trabajo pisoteados en un segundo por una carta de despido equivocada. 


Buen Día . 

1 comentario: