Desde que me eligieron para
abandonar el barco que se convertiría en patera, mis días son
diferentes. Desde qué me subí, sin elegirlo, al yate que, a veces es
yate y, a veces, velero, mi vida es otra.
Por las tardes, hay un movimiento caótico de coches en torno a los colegios. Yo conocía el de las mañanas y ahora vivo, y sufro, el de las tardes. Cualquier centro donde se lleven a cabo actividades para niños-adolescentes es un rompecabezas de coches y peatones, todos con prisa. Las mochilas vuelan detrás de cada niño correspondiente, los peinados han dejado de serlo para convertirse en un lío de cabellos. Las madres-padres de los niños, pese a la premura del tiempo, siempre tienen un segundo o dos, para preguntarte por la vida.
Hacer los deberes, es un rollo. Siempre lo fue, eso no ha cambiado. Lo que ocurre es que ahora el rollo lo veo desde el otro lado, desde el lado de la responsabilidad de madre, y ahora sufro con cada página pendiente. Sufro yo lo que a ella parece darle igual hasta que la tarde se agota y le entran las prisas.
Ayer pude celebrar el cumpleaños de Irene un día laborable (que curiosa es esta denominación cuando vas en el yate) y ¡POR LA TARDE!. Niños, alegría, vida...anda y que le den a la patera. En esos momentos, abandonas la lucha porque te devuelvan lo que te han robado y te acomodas en el yate. Lo malo, es que el yate también hay que pagarlo.
Mis días han cambiando, las mañanas, a veces (muchas veces, afortunadamente, últimamente) se entretienen en la inmensidad del parque. Paseos reparadores en compañía de un AMIGO. Paseos es los que, más que arreglar el mundo, arreglamos lo nuestro. Paseos que a él y a mi, nos llenan el vacío y nos aclaran, o no, las incógnitas. Paseos sanadores que nos han regalado con la puta carta.
Mis días, han cambiado. Hoy no es mi día de libranza. Hoy , simplemente, es sábado.
Buen Día.
Por las tardes, hay un movimiento caótico de coches en torno a los colegios. Yo conocía el de las mañanas y ahora vivo, y sufro, el de las tardes. Cualquier centro donde se lleven a cabo actividades para niños-adolescentes es un rompecabezas de coches y peatones, todos con prisa. Las mochilas vuelan detrás de cada niño correspondiente, los peinados han dejado de serlo para convertirse en un lío de cabellos. Las madres-padres de los niños, pese a la premura del tiempo, siempre tienen un segundo o dos, para preguntarte por la vida.
Hacer los deberes, es un rollo. Siempre lo fue, eso no ha cambiado. Lo que ocurre es que ahora el rollo lo veo desde el otro lado, desde el lado de la responsabilidad de madre, y ahora sufro con cada página pendiente. Sufro yo lo que a ella parece darle igual hasta que la tarde se agota y le entran las prisas.
Ayer pude celebrar el cumpleaños de Irene un día laborable (que curiosa es esta denominación cuando vas en el yate) y ¡POR LA TARDE!. Niños, alegría, vida...anda y que le den a la patera. En esos momentos, abandonas la lucha porque te devuelvan lo que te han robado y te acomodas en el yate. Lo malo, es que el yate también hay que pagarlo.
Mis días han cambiando, las mañanas, a veces (muchas veces, afortunadamente, últimamente) se entretienen en la inmensidad del parque. Paseos reparadores en compañía de un AMIGO. Paseos es los que, más que arreglar el mundo, arreglamos lo nuestro. Paseos que a él y a mi, nos llenan el vacío y nos aclaran, o no, las incógnitas. Paseos sanadores que nos han regalado con la puta carta.
Mis días, han cambiado. Hoy no es mi día de libranza. Hoy , simplemente, es sábado.
Buen Día.
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