miércoles, 30 de enero de 2013

Día 257,



Ya lo he contado antes, pero como diría mi compañero Bonilla, insisto.

Escribir este diario nació de la necesidad de recuperar el placer por juntar letras en un folio en blanco, bueno, mejor dicho, juntar letras en una pantalla en blanco. Es Ana González del Arco quien, con uno de sus INMENSOS regalos, me recuerda lo placentero que puede llegar a ser ésto de escribir. Gracias Ana, gracias Juanma.

Empiezo poco a poco, contando las cosas que pasaban allí dentro y mis reflexiones, muchas veces torpes, sobre macroeconomía. Esa reflexión torpe de la ciudadana de a pie, a la que no le cuadran las cuentas y ve que, con lo que se está haciendo, menos le van a cuadrar.

Cada día voy escribiendo, dejando a mi mente que escuche en alto las letras que escribo. Voy, poco a poco, dándome cuenta de que mi escritura se ha deformado. Ya no sé escribir para que me lean, escribo para hablar por la radio. Es difícil de explicar, pero no se escribe igual si es para hablar. Escribes casi como hablas. Me permito alguna licencia porque yo en la radio no decía tacos y, en la vida, me parecen expresivos. Me gusta como enfatizan, un taco a modo de adjetivo es clarificador (ej: puta carta), un taco como sustantivo es, a veces, la mejor definición (ej: "y una mierda").

Van pasando los días, y escribo. Todas las mañanas mantengo mi cita con este muro. Me permito algún descanso en vacaciones, pero no dejo de contar los días.

Y la historia fue avanzando, y se fue complicando... He contado todas y cada una de mis sensaciones, a folio abierto. No voy a mentir, me he callado cosas. No puedo contar todo, aún no puedo. Y tengo que ser muy cautelosa mientras busco la razón en los tribunales.

Ayer, Noemí Testillano, me decía que "pocos comentarios se pueden hacer ya". Tienes razón, se resume rápido : ES INJUSTO. Pero ojo, nunca busqué compasión, lástima, pena ni nada de eso. Si conté y cuento esta historia primero como espectador y ahora como protagonista es porque así lucho. Estamos acostumbrados a ver en las noticias números que son personas. Números que engloban historias. Y pocas veces, le ponemos cara a esos números. Tengo la suerte de poner dotar de vida a uno de esos números impersonales que salen en las noticias.

Me gusta escribir, me gusta contar historias, tengo la suerte de tener gente que me lea (GRACIAS DE CORAZÓN), yo, simplemente, cuento una historia. Y sé que lo hago desde la subjetividad de estar demasiado metida en ella.

Buen Día,

P.D. : Con cien cañones por banda, viento en popa, a toda vela, no corta el mar, sino vuela, mi yate. (Siempre me gustó escribir, pero no soy Espronceda).

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