lunes, 28 de enero de 2013

Día 255,

Los días pasan lentamente , demasiado lentamente cuando estás esperando. En esos momentos el yate es un velero, navegando por el ancho mar sin viento que parezca acercarle al destino. Pero hay una brisa suave, muy suave que lo lleva en la dirección correcta.

Pasadas ya más de dos semanas sé que los que no llamaron, no van a llamar. Sé que los que sanaron su pena con un mensaje, más o menos tipo, ya reman. Hay ausencias que me sorprendieron, pero a estás alturas, ya nada me sorprende. Y además, prefiero quedarme con las presencias. Gente que está, gente que, en estás más de dos semanas, se preocupa por mi y por los míos, todos y cada uno de los días. Cuando digo los míos me refiero a mis dos familias.

Hay oyentes que me han dado más que muchos que me conocen, en persona, desde hace muchos años. Hay oyentes que, con un simple gesto impulsan el velero. Hay oyentes a los que estaré eternamente agradecida. Hay amigos que siempre estuvieron. Hay oyentes que son amigos.

Y si , por casualidad, vuelvo y ni me llamaste, o no mandaste un mensaje sanador de tu pena, ¿qué me vas a decir?. Nunca se sabe, pero vete pensando una frase creíble, yo ya tengo mi respuesta.

Buen Día,

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