jueves, 26 de septiembre de 2013

Día 496,

Entre Paréntesis 
 
Me resultó curioso (sí, voy a decir curioso) leer a Pedro Guzmán, compañero de Telemadrid, en  "Rostros sin firma" . Identifiqué claramente sus sensaciones delante de sus hijos. Eso quizá fue (es) lo más difícil, convencer a Irene de que - como dice Pedro - , aunque ahora nos veamos más, su vida no va a cambiar (mucho). Eso,  lo más difícil, y lo más duro, explicarle las razones. Si la ilógica es difícil de entender, más difícil es explicarla. 

Este diario empezó como la historia de un ERE desde dentro (dentro del ERE , no de la empresa , eso lo sé ahora) . La frecuencia diaria ya la ha perdido porque quien escribe tiene que ir abriendo hueco a vivir y cada letra que me acerca al pasado me aleja demasiado del futuro. Pero el  (puñetero) ERE no ha terminado, aún no, así que me entrego a este folio en blanco, de vez en cuando, porque una siempre fue (medianamente) responsable. 

Escribir ya como despedida tiene un peligro: la posibilidad de la interpretación errónea. Puede que quien me lea crea que junto letras para dar lastima, interpretación que no puedo controlar y sólo me limito a negar.  Además, ¿quién (coño) soy yo? , una parada más de los muchos de este país, otro trabajador (injustamente) despedido. 

Sí (puede ser), me aprovecho de tener gente que me lee y sí, seguramente, yo pueda expresar lo que sienten algunos de los 4.698.783 parados (según cifras oficiales) de este país. Pero si tenéis que englobarme en algún grupo mejor en el de los "talluditos", los que ya no entramos en los planes para fomentar el empleo juvenil. Para no generar interpretaciones erróneas de este texto, no voy a hablar del abismo que tienes ante ti cuando a los .... (muchos) tienes que "reinventarte". Vértigo que, cada mañana al despertar, intentas transformar (si es que se puede) en ilusión. 

Es duro aceptar que todo aquello que construiste ha sido destruido. Pero más duro debe ser pasar a la historia como el Atila (por donde pasaba no crecía la hierba) de Onda Madrid. Hace tiempo que no pronunciaba esas dos palabras juntas: Onda Madrid. Las evito. Las evito porque aún las siento. 

Sólo fui de la tele para que me despidieran y eso no sabes lo que molesta (jode) . Se habla del ERE de Telemadrid y tengo que sentirme parte de él porque yo fui despedida en ese ERE. Poco (NADA) se habla del ERE de Onda Madrid y eso que, como empresa diferentes, los trabajadores también teníamos (tienen)  representantes propios. Las campañas de apoyo para los despedidos SIEMPRE hablan de Telemadrid,  nunca de Onda Madrid. La excusa es perfecta: si en Onda Madrid (prácticamente) no hubo ERE. Y yo me acuerdo de Manolo, Vicente, Queco, Delfa, Pobla, Juanma, Oscar y (una tal) Margot,  los despedidos de Onda Madrid en el ERE. Y de todos los demás, los mercantiles que se quedaron sin curro al acabar el año, los contratados que vieron finalizar su relación laboral... Pero claro, en Onda Madrid (casi) ni  hubo ERE. 

Y , lo peor, es la otra excusa, la de hacerte sentir egoísta porque el ERE  de Telemadrid era (es) una tragedia y a qué vas tú a preocuparte por Onda Madrid, un asunto tan menor. Ese asunto tan menor era mi empleo, y lo mínimo exigible es que me despida (si es que lo merezco) la empresa para la que trabajo (trabajaba). Sé que 861 es una cifra dantesca, pero para todos y cada uno de los 861 , ese asunto menor o mayor era su trabajo.

De la radio, mejor ni hablamos porque me enerva la quietud ante la agonía. El paréntesis (suspensión o interrupción)  en esa radio,  ya era normal antes y ahora se ha convertido en Ley. Siempre esperando, siempre agonizando. Lo único vivo, lo mataron.

Buen Día.


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